La conexión que tienes con tu bebé es muy fuerte, tanto para lo bueno como para lo malo, a veces. Todas las mamás resienten el estrés causado por la falta de sueño y el cuidado constante del bebé. Sin embargo, ¿sabías que este estrés puede perjudicar también a tu bebé? Estudios recientes confirman la idea de que para que tu bebé esté bien, tú también debes estarlo.
La relación entre el estrés y el bebé
De acuerdo con estudios recientes de la Universidad de California en San Francisco, los bebés imitan la respuesta de sus mamás al estrés e incrementan su frecuencia cardiaca cuando estos niveles aumentan. La respuesta a tanto estrés es que el bebé se estresa también.
Según investigaciones, los lactantes se comunican a través de las emociones mucho antes de que puedan hablar. Perciben con mucho detalle las voces, olores y expresiones faciales de sus padres, señales que pueden verse afectadas por el estrés. Así que, cuando estás estresada, tu bebé “se contagia” y comienza a sentir estrés también.
Formas de calmar el estrés para las mamás
Afortunadamente, hay muchas formas de calmar tus nervios y emociones negativas, las cuales pueden ser de gran ayuda para ambos.
Intenta cuidar de ti como de tu bebé. A pesar de que tu pequeño sea la mayor prioridad en tu vida, es importante que le dediques un tiempo a tu bienestar también, aun si solo se trata de lo básico: comer sanamente, tomar aire fresco y hacer ejercicio todos los días, además de dormir siempre que puedas. O, aún mejor, intenta seguir haciendo aquello que te relajaba antes de la llegada de tu bebé, como practicar yoga o leer. Incluso un par de minutos al día pueden ser de gran ayuda.
Deja que la vida fluya. Puede que tu bebé no siga un horario estricto durante los primeros meses: toma mucho tiempo establecer un ciclo de sueño regular y hábitos de alimentación constantes. Simplemente, intenta llevar una rutina ordenada (darle de comer, hacerlo eructar, jugar, bañarlo y cambiarle el pañal). Aun así, es sano relajarte y no ser muy estricta contigo misma cuando las cosas no resultan como las planeabas.
No busques la perfección. Esperar ser una madre o ama de casa perfecta es la receta para el fracaso. No hay nada malo con darte un lujo y pedir comida a domicilio en vez de cocinar los siete días de la semana. No hay problema si el conjunto del bebé no combina a la perfección. Es perfecto tal y como es, ¡no tiene que ser de otra manera!
Deja que los demás te ayuden. A muchas personas les encanta ayudar a las mamás primerizas. Así que, si te preguntan, explícales en qué te pueden ayudar. ¿En hacer la comida? ¿En hacer un mandado o ir a la tienda? ¿Cuidar al bebé en lo que tomas una siesta?
Juega con tu bebé. Diviértete con tu bebé cuando esté despierto y alerta. Estos momentos te llenarán de felicidad y tu bebé, en vez de estresarse, ¡también se pondrá alegre al verte feliz!
Comparte con los demás. Platicar con otros es un gran remedio contra el estrés. Un consejo: busca grupos de apoyo en tu localidad en los que puedas compartir con otras mamás que entiendan lo que estás viviendo. También es buena idea pedirle a una amiga que esté disponible para platicar cuando lo necesites.